Este año CarolinaTohá ha vivido grandes cambios en los ámbitos personal y político. Ha logrado sobreponerse a los momentos difíciles gracias a que es una mujer de gran entereza, de firmes convicciones y abierta a situaciones nuevas. Se ha dedicado a armar un equipo de trabajo en el PPD, con gente que tiene ganas, mística y un profundo sentido de la política. "Es la parte más bonita" de este tiempo, nos dice sonriendo. Aunque puede parecer cortante, es cálida y tiene gran sentido del humor. Le gusta el diálogo con alturas y se lleva bien con los ministros de La Moneda y con sus pares concertacionistas. Su agenda está a full, pero nos recibe en su casa para conversar de política.
-De vocera de gobierno a vocera de la oposición ¿Cuál de las tareas te resulta más compleja?
-Esta etapa es más compleja porque hay que rehacer una fuerza política después de una derrota y enfrentar un cuadro donde todo es nuevo y hay muchas cosas por descifrar. Pero al mismo tiempo es más desafiante, porque uno tiene la posibilidad de hacer cosas que van a marcar.
-¿Tiene sello ideológico el PPD?
-El PPD es un partido progresista, de izquierda post caída muro de Berlín, hijo y heredero del aprendizaje que hizo el socialismo democrático después del golpe. Valorizamos los derechos humanos, la diversidad, la búsqueda de mayorías y los nuevos paradigmas. Es un partido que amplió la agenda del progresismo, a nuevos temas. Más allá de la clásica agenda socioeconómica que daba identidad histórica a los sectores de izquierda, el PPD fue el primero que señaló que, por ejemplo, las desigualdades se juegan también en otros ámbitos: territoriales, género, minorías étnicas…
-¿Qué lo diferencia del PS?
-Ideológicamente no hay diferencias. Yo creo que el PS y el PPD son lo mismo.
-¿Y por qué están separados?
-Porque tienen una historia, porque hay razones que los fueron llevando a ser fuerzas políticas distintas, pero creo que ideológicamente no son partidos que uno pueda claramente diferenciar.
-Es distinto con la DC…
-La DC es un partido que ha reafirmado muy fuertemente su vocación concertacionista y las razones profundas de nuestro entendimiento -que no es sólo electoral- se basan en el proyecto de fondo que queremos para Chile. Con ellos, las diferencias son más bien culturales. Son un partido cuyo origen es el socialcristianismo y nuestras fuerzas tienen una marcada identidad laica y raigambre más de la izquierda. Con todo, ellos vienen de una cultura demócrata cristiana que en Chile ha sido mucho más izquierdista que las democracias cristianas del mundo.
-¿Cómo ves a la Concertación?
-Soy de las que quiere darle una proyección, pero a partir de cambios. No me imagino una Concertación igual. Tiene que reformarse para volver a ser mayoría y dentro de esa reforma tiene que aspirar a ser un referente para esos sectores que hoy no se sienten interpretados. Se ha pensado que para que la coalición sea viable tiene que ser homogénea y la verdad es que no: su virtud es la heterogeneidad.
-¿Hacia qué lado ampliarse?
-Tenemos que hacer el ejercicio de sumar en la diversidad. Algunos quisieran que hubiera una mayoría más de izquierda, pero nosotros hacemos política y trabajamos para el Chile que somos. Para sumar fuerzas y ser un proyecto viable, tenemos que sumarnos con los sectores que existen y que están refrendados por los votos. La realidad nos demuestra que la izquierda sola no es mayoría y que estamos lejos de serlo.
-¿Qué hacer cuando en la propia coalición hay quienes rechazan la inclusión de fuerzas que se alejaron de la Concertación y otras que lo impulsan?
Se ha ido despejando una serie de caricaturas sin asidero. Ni Girardi quiere anular la Concertación ni Walker se cierra a hablar con sectores que están fuera. Andrade tampoco. Este es un diálogo que hay que construir. Debemos buscar el entendimiento y todos coincidimos en ese camino. Esto no es unilateral. No quiero negar que existen diferencias, pero planteadas al extremo son falsas disyuntivas.
-Acaban de renovar directivas y surge el enojo de la DC por el pacto en el Colegio de Profesores ¿No es una mala partida?
-Esa es una falsa polémica. Fue una decisión tomada por los militantes y yo nunca he instruido qué es lo que tienen que hacer, ni ellos tampoco me lo han pedido. Pero, dentro de los gremios, los actores son autónomos, por lo menos en el PPD. Queremos que en esos espacios haya expresiones concertacionistas, pero hay que construirlas. Eso no se ha hecho. Por mucho tiempo la lealtad en la Concertación se basó en eludir ciertos debates o descalificando opiniones distintas. Hay que construir una capacidad de debatir fraternalmente.
-Entonces, ¿el presidente de la DC se sobredimensionó?
-No. Creo que él está manifestando una preocupación legítima sobre un tema que a mí también me preocupa. Preferiría que la Concertación estuviera junta allí, pero no es para este revuelo…Nadie pregunta, sin embargo, sobre los acuerdos a que llegamos en el royalty.
-¿Quién frenó el royalty al interior de la Concertación…por qué tanta demora?
-Nadie lo frenó. Construimos un acuerdo para un largo plazo tributario, para una nueva institucionalidad de inversión extranjera, pero también una solución para el corto plazo. Después de coincidir que estos elementos estuvieran presentes, decidimos hacer una propuesta ambiciosa, que no sólo fuera una tabla alternativa a la del gobierno. Este no evaluó lo que significaba levantar este debate, que debía darse en 2017, pero una vez que puso el tema, debe estar dispuesto a discutirlo. La Concertación se puso en esa agenda grande.
-Sin embargo, la gente terremoteada sigue esperando…
-Sí, pero a veces uno tiene que hacer lo correcto aunque en el corto plazo no se entienda o hay un gobierno que lo quiera manipular. Aquí el gobierno tuvo la aprobación a su paquete financiero y tuvo una oferta nuestra de más recursos. Además, ellos no tienen problemas de financiamiento. Tienen ahorros, espacios tributarios más amplios, un buen año económico, o sea, no es efectivo que la reconstrucción esté retrasada por escasez de recursos. Lo está porque no se han tomado las decisiones…
-Y, ¿qué van a hacer?
-El gobierno tiene que sentarse a conversar y espero que diga que sí a nuestra propuesta, pues no pierde nada. No creo que prefiera una fórmula que genera división, que amarra al país hasta el 2025…
-¿Y con qué plazos?
-Nosotros ya entregamos el proyecto y nuestros parlamentarios están dispuestos a trabajar. El plazo es el que nos vayamos poniendo entre todos, pero no estamos de acuerdo que hay que sacarlo de urgencia en el mes del bicentenario.
-Cómo evalúas que el gobierno tome como propias banderas que eran del ADN concertacionista…
-Hay cosas en la agenda que se instalaron en la cultura y de las cuales me enorgullezco. Es de sentido común que hay que desvivirse por salvar a los mineros, que frente a un momento difícil los que tienen más, aporten más. Creo que son triunfos culturales y me alegro que las tome un gobierno de derecha.
-¿Es éste un gobierno de derecha?
-Es un gobierno que tiene esa vocación, pero que trata de salirse del modelo de derecha porque ve una oportunidad de expandir su espacio más allá de los que lo votaron. Pero si hoy la economía está creciendo es porque la recibió sana. Así como reconozco y valoro que el gobierno esté teniendo estos resultados, me gustaría oírlo decir que ello es posible porque recibió las finanzas en buenas condiciones.
-¿Hasta qué punto el liderazgo de Michelle Bachelet complica la renovación de la Concertación?
-Tener un liderazgo como el de ella es un lujo. Ella es una gran aliada de la renovación, de una nueva etapa, de una política distinta. No la veo como un obstáculo.
-¿Y las candidaturas presidenciales, entre ellas la tuya?
-No es la conversación de hoy y no por razones políticamente correctas. Como presidenta del PPD y vocera de la Concertación, de lo que me tengo que preocupar es que nuestras fuerzas políticas se sacudan y hagan los cambios que se necesitan. Debo estar dispuesta para eso, correr riesgos, dedicar mucha energía a actividades que son invisibles. Si adelantamos estas discusiones, vamos a tener a muchos actuando con calculadora y nosotros ya estamos sobreactuados de calculadora. Llegado el momento, ojalá haya muchos candidatos y tengamos primarias.
-¿Estás de acuerdo con las fórmulas que está implementando el gobierno en el tema mapuche?
Es una buena decisión haberle pedido a la Iglesia y a monseñor Ezzati mediar. Ellos tienen una muy buena interlocución. El 80% de la reunión que tuvimos con el presidente hace pocos días se habló de esto y varios estuvimos con el ministro Hinzpeter, pidiéndole una audiencia a monseñor Ezzati, para prestar nuestra disposición a ayudar. Es complejo que se haya resuelto hacer estas formalizaciones por ley antiterrorista. Espero que el fiscal nacional esté encima y vea una manera de tratar el problema con delicadeza.